8 feb 2012

Cosas que me pasan en Vietnam

Hay unos cuantos conductores de moto-taxi (xe om), que me conocen. Ya me han llevado unas cuantas veces y no necesito discutir con ellos el precio, porque ya hay una especie de acuerdo, ni decirles mi dirección (o más bien intentar decirla y acabar escribiéndola porque no me entienden) porque ya se la saben. Esto es muy útil, aunque quizá un poco escalofriante para un occidental, tan celoso de su intimidad (a mí me da igual, creo que la mitad de los conductores de xe om en Saigón se la saben).

Bien, pues hoy, al salir del trabajo, no he visto al hombre que me suele traer a casa, sólo a uno de sus amigos, que creo que no es xe om y sólo está allí pasando el rato) así que he seguido andando en busca de uno, pero en esto he oído "¡Madame, madame...!" (no olvidemos que fue colonia francesa) a mi espalda y cuando me he girado ¡era mi conductor! El señor me ha debido de ver, ha cogido la moto y ha ido a buscarme, ¡así se fideliza al cliente!