19 oct 2011

Estás lejos

y estás bien, al fin y al cabo, fue tu decisión ¿no?, lo que siempre habías querido. Aprendes, descubres, disfrutas, cada día un poco, algo nuevo, algo que puede ser insignificante pero que aquí es mucho. Tampoco tienes mucho más que hacer. Van pasando los meses, empiezan a pesar las ausencias de los que están, de los que ya no están, de los que no estarán nunca más, incluso de aquellos a los que aún no conoces. Un poco, de vez en cuando. Pero son traicioneras, te pillan desprevenida la mayoría de las veces y tienes que apañártelas sola con ellas. Son tus compañeras, tus sombras, tú. Luego se te olvida y vuelves a aprender, descubrir, disfrutar, porque para eso estás aquí, porque esto es lo que siempre has querido. Era eso ¿no? Y entonces decides llamar, puedes hacerlo, de hecho usas skype prácticamente todos los días. Pero no es lo mismo. Oyes la voz de alguien a quien quieres al otro lado del auricular, y te das cuenta de lo lejos que realmente estás, muy lejos, y oyes su voz, y quieres quedar, y abrazarle y pasar el rato, sólo eso. ¿SÓLO? Es entonces cuando te das cuenta de la distancia que has puesto entre tú y todos los que te importan. Y eso, queridos, apesta.

5 comentarios:

mmazanza dijo...

Y oler. Sobre todo oler.

Isabel dijo...

Las distancias escogidas son estancias necesarias, cuando te canses siempre puedes volver.

mmazanza dijo...

Si claro, y asi te da la razón :P

la medusa queratínica dijo...

Sí, los olores son importantes.
No quiero volver, quiero que vengáis todos aquí :p
¿Dar la razón en qué?

Irene Domingo dijo...

"Pero son traicioneras, te pillan desprevenida la mayoría de las veces y tienes que apañártelas sola con ellas."

Oh, si incluso escuchando una jota. A saber, los caminos de Dios...

Muy lindo post!