llega y se sienta a tu lado, tiene todo el tiempo del mundo así que observa y te deja sentir su presencia, eso es suficiente amenaza. Empiezas a preguntarte cuánto aguantarás esta vez antes de que te invada y te das cuenta de que es tarde, de que en realidad estaba allí de antes y no es ella la que viene sino tú quien la visita.
1 comentario:
Siempre puedes despedirte e irte.
Publicar un comentario